lunes, 29 de noviembre de 2010

Progreso

Vivir es arriesgarse, caer, levantarse. Errar, rectificar, hacer, reflexionar, parar i meditar. Cada acción es a la vez elección, una posibilidad de error y aprendizaje. Por eso el progreso de la humanidad no puede ser otra cosa que la superación de los errores precedentes.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

La palabra del dia es...

Este título cada vez tiene menos que ver con su contenido. Hoy mis alumnos me han informado que la letra “i griega” ha cambiado de nombre y ahora se llama “ye”.

Resulta que también ha desaparecido la “ch” y la “ll”.

Pero lo más impresionante es que le han quitado la tilde a solo. Mierda! Con la de tildes que se me olvidan y van y quitan esa, que siempre la pongo…

Ya podían haber quitado unas cuantas haches o erradicar la be (ya no es be alta, por cierto).

Tengo que reconocer que la principio me ha molestado un poco y he pensado “si se llama i griega, i griega, que ganas de liar…” Pero ahora me siento un poquito contenta por haber vivido un momento histórico en la vida de la “exi griega”, le podré decir a mis hijos “en mis tiempos la ye se llamaba i griega…”

miércoles, 3 de noviembre de 2010

La palabra del dia es...

Echar de menos (vale, no es palabra, es frase...)

Gran ejemplo de palabra mal pensada (RAE te has colado). ¿Cómo le vas a echar si lo que te gustaría en realidad es que estuviera contigo? Entonces, le haces, le creas en tu pensamiento y al encontrarte con una realidad no coincidente le hechas de menos. Hechar de menos, ahora sí, por eso siempre la escribo con h.

sábado, 30 de octubre de 2010

La época de las pelusas

Las pelusas viven debajo de tu cama, detrás del sofá o en el hueco de la puerta. Tiene especial predilección por las suelas de las zaptillas de estar por casa y aunque tú no las veas ellas a ti sí. Agazapadas, acechantes… Parecen inofensivas, pero no. El hombreamadecasa nos enseña la cara más violenta de este mundo de suciedad y estulticia.

"Mercedes descubrió las pelusas al poco de cambiar el colegio mayor en el que pasó su primer año de carrera por un piso de estudiantes. Sorprendida por el hallazgo de unos seres desconocidos hasta el momento, se convenció de que formaban parte de la fauna autóctona de Murcia. Después, averiguó que no es que en Albacete no existieran, sino que su madre, escoba en mano, las combatía ferozmente, no dejando que ninguna de ellas pululara a sus anchas por la casa.

Las pelusas fueron olvidadas por Lineo cuando clasificó las especies por lo que durante muchos años fueron tomadas como seres inertes, pertenecientes al limbo de las cosas que no son ni animales ni vegetales ni minerales. Pero las pelusas son animales y con mucha mala leche, dicho sea de paso.
Su aspecto inofensivo es un ejemplo de brillante adaptación al medio. Permanecen quietas, como si la cosa no fuera con ellas y en cuanto alguien se acerca, ¡zas!, le arrean un bocado. Está demostrado que las pelusas se alimentan de la sangre de sus víctimas. De hecho, la escoba fue inventada por una mujer harta de recibir mordiscos de las pelusas que recogía del suelo, su hábitat predilecto aunque no exclusivo. Este dato ha sido ocultado durante siglos porque, ya se sabe, la historia está hecha por historiadores varones que, envidiosos y resentidos, han silenciado todos los logros conseguidos por las mujeres.

Quizás haya alguien que piense que todo esto es literatura barata disfrazada de falsa ciencia. Pero no es así. Lo ilustraré con una historia terrible. Hace unos años, mi hermana Marina se compró dos ranitas que guardó en uno de esos recipientes para tortugas, con su islita y su palmerita. Todo muy pequeño y coqueto. Las ranitas no podían escapar de su destino y saltaban si cesar. En uno de esos saltos, una de ellas cayó al suelo y quedó a merced de las crueles pelusas. Cuando mi hermana vio que faltaba una ranita empezó a buscarla por toda la casa. Pasaron varios días hasta que la encontramos debajo de su cama, rodeada de pelusas y a medio devorar. A todos nos tiembla la voz y se nos humedecen los ojos cuando recordamos el destino fatal de la dulce ranita.

Recreación del momento en que las pelusas atacaron al batracio (las imágenes son especialmente duras y pueden herir la sensibilidad de quien las vea):




Un último dato acerca de la etiología de las pelusas. Prefieren los climas fríos e invernales. Estos son los meses en los que más activas se muestran. Así que, advertidos quedáis. ¡Llevad cuidado con las pelusas y usad la escoba!"

jueves, 28 de octubre de 2010

El mal Bovary

Evitas los espejos.

Se te hiela la sangre cuando ves su sombra, en ti, en otros.

Y piensas que la vida te espera, aquí, o en otra esquina.

La buscas y no hay suerte.

El mal verdadero.

No creo en Madame Bovary porque Emma Bovary soy yo.

martes, 14 de septiembre de 2010

Soportes desagradables


No sé porqué la gente asocia juventud con feliz despreocupación, al fin y al cabo todos procuramos ser todo lo felices que nuestras preocupaciones nos permitan y cada uno se preocupa de lo propio o de lo que puede en medida de su edad (mentira), igual cada uno se preocupa de lo que humanamente puede soportar (mentira). A lo mejor, si gestionas bien tus problemas de joven puedes conseguir una madurez cada vez más despreocupada y una vejez tranquila y apacible.

Madrugar

Madrugar ensancha el alma. Mi alma ahora es mismo es como una sábana. Puedes cubrirte o protegerte con ella, puedes dejarla hecha un higo en el último cajón, pero, desde luego, hace falta plancharla.

martes, 31 de agosto de 2010

Estás perdiendo la cabeza, Viskovitz


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¿Cómo era papá? –le pregunté a mi madre.
–Crujiente, un poco salado, rico en fibra.
–Quiero decir antes de comértelo.
–Era un mequetrefe inseguro, angustiado, neurótico, un poco como todos vosotros, los machitos, Visko.
Me sentía más cercano que nunca a aquel genitor al que no había llegado a conocer, que se había descompuesto en el estómago de mamá mientras yo era concebido. De quien no había recibido calor, sino calorías. Gracias, papá, pensé. Sé lo que significa, para una mantis macho, sacrificarse por la familia.
Me detuve un instante, en grave recogimiento, ante su tumba, es decir, ante mi madre, y entoné un miserere.
Al poco rato, como pensar en la muerte nunca dejaba de provocarme una erección, consideré llegado el momento de reunirme con Ljuba, el insecto al que amaba. La había cono­cido más o menos un mes antes, en el matrimonio de mi her­mana, que por otra parte era también el funeral de mi cuña­do, y había quedado prisionero de su cruel belleza. No habíamos dejado de vernos desde entonces. ¿Cómo había sido posible? Dios me había bendecido con el don más apre­ciado por nosotros, los mantis: la eyaculación precoz, condi­ción indispensable de cualquier historia de amor que aspire a no ser efímera. La primera semana había perdido sólo un par de patas, las raptatorias, la segunda el prototórax con sus anexos para el vuelo, la tercera...
–¡No lo hagas, Visko, por amor de Dios! –empezaron a gritarme mis amigos Zucotic, Petrovic y López, encarama­dos en las ramas más altas.
Para ellos la hembra era el demonio, la misoginia una misión. Desde la metamorfosis sufrían algún tipo de desvia­ción o disfunción sexual, habían adoptado los votos del sacerdocio y se pasaban todo el santo día mascando pétalos y recitando salmos. Eran muy religiosos.
Pero no había oración que pudiese detenerme, no ahora, que oía el gélido suspiro de mi amada, el sombrío rumor de sus membranas, su fúnebre y burlona sonrisa. Me moví fre­néticamente en dirección a aquellos sonidos, con la única pata que me quedaba, apoyándome en mi erección, esfor­zándome por llegar a visualizar la gloria de sus formas, ahora que no podía verlas porque ya no tenía ocelos, ahora que no podía olerías porque ya no tenía antenas, ahora que no podía besarlas porque ya no tenía palpos.
Por ella había perdido ya la cabeza.
“Eres una bestia, Viskovitz”. Me encantaría poder salvarlo del fuego, pero resulta que está descatalogado. A mi, no me acaba de entrar en la cabeza que nunca jamás pueda comprar una copia. Vale, el señor editor oloquesea dijo “haremos mil copias” pero si esas mil copias se venden, ¿no hacen más? Y si se juntaran mil personas pidiendo ese libro ¿no se reimprimiría? La realidad es que no se puede comprar (¿Ni aquí, ni en Barcelona, ni en la China meridional?) y es una lástima porqué creo que este libro le encantaría tanto al lector experimentado como a cualquier novato.

Un cuento de los muchos que hay en el magnífico libro "Eres una bestia Viskovitz"

jueves, 26 de agosto de 2010

Aprendo aprendo aprendo

"Hay cosas que tenemos que aprender,
tú a mentir y yo a decirte la verdad,

tú a ser fuerte y yo a mostrar debilidad,
yo a morir y tú a matar."

Siempre tenemos mucho que aprender y es triste pensar que hay gente que pasa por la vida sin acumular esas experiencias y convertirlas en sabiduría, que están condenados a tropezar con la misma piedra una y otra vez. A mi me gusta pensar que cometeré nuevos errores. Aunque también es verdad que “las cosas nunca salen como uno querría”.

lunes, 16 de agosto de 2010

Miedo

Las fuerzas de la evolución dotaron de un poder tremendo al sistema del miedo, en las primeras y brutales épocas de la humanidad, sólo el miedo nos mantenía vivos. Nos capacitaba para saltar a la acción a la primera insinuación de peligro. La reacción de miedo automática se hizo más rápida que el proceso de razonamiento, más rápida que la experiencia del sentimiento de amor, más rápida que cualquier otro acto humano. Y así sobrevivimos.